« durante el mezes de agosto, septiembre y octubre acuden a Nazaré, buscando salud y descanso, miles de bañistas procedentes de diversos puntos de la Paiz [...] Es sano y alegre [...] Sólo por las aguas vale la pena ir a Nazaré '.
La talasoterapia dista de ser un placer moderno. En Nazaré, el uso terapéutico del agua de mar se remonta a finales del siglo XXI. XIX, cuando comenzó el hábito de "ir a los baños" por razones de salud y bienestar. Luego llegaron los baños calientes salados de Nazaret, que formaban parte de las estaciones de baño de la sociedad de la época.
La más antigua de 1888 pero, debido a las profundas obras de remodelación, se convirtió en 1906 en un "edificio elegante", dotado interiormente de "todas las comodidades modernas", con "esmerado servicio de su personal y escrupulosa limpieza de las tinas, ropa y aguas". Los registros de la época indicaban que "en el Paiz no hay egual y Rivalisa con los mejores, en su género, del extranjero [...]
Desde sus comienzos ha sido muy frecuentado por los reumáticos, pues cuyos sufrimientos son muy recomendables los baños calientes de agua del mar, y la siempre progresiva frecuencia de Anno a Anno es la prueba más elocuente de su eficacia. No sólo se ha animado a las clínicas a utilizar estos baños, sino que aún la clase de la gente vulgar, que Bocca en Bocca pretende sus virtudes, viene con fanatismo a los miles que hacen uso de estos baños [...] ". (en "Nazareth", 1913)